miércoles, 26 de junio de 2013

¡Así de simple!

Por descontado que el nacionalismo que abraza muchísima gente en Cataluña es excluyente. Para percatarte de ello basta tan solo con dejar claro públicamente que siendo catalán no odias al resto de España. Lo normal será que en menos que canta un gallo alguno de esta gente que lleva a gala ser nacionalista te replique que el hecho de nacer en Cataluña no te hace catalán. Y si además no lo haces en “català” porque tu lengua materna es el castellano… ya ni te cuento. Ahora bien, he de confesar que a mis 45 años todavía desconozco si lo que te convierte en un verdadero catalán para alguno de estos amigos de la tribu nacionalista es poseer uno de esos apellidos que estando tan poco representados entre el grueso de la población conforma mayorías entre el alto funcionariado público autonómico o en todas las listas que ha presentado a cada convocatoria electoral sus partidos políticos señeros y que desde luego ni la cohesión social de la que tanto presumen los del Govern de Cataluña ha logrado cambiar ni tan siquiera en una sola legislatura de las muchas en que se ha constituido el Parlament desde la Transición a esta parte. Por supuesto que ante este orden de cosas, los únicos que parecen tener derecho a ponerse de mala leche en esta Cataluña controlada por la casta nacionalista no son otros que los más favorecidos por esta singular sociedad… si alguien tiene alguna duda al respecto puede asomarse a cualquier medio de comunicación público o subvencionado.